EDAD CONTEMPORÁNEA: EDUCACIÓN Y LA PRIMERA GUERRA MUNDIAL
Se
desarrolló durante algo más de cuatro años —comenzó el 28 de julio de
1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918— principalmente en Europa,
enfrentando a las principales potencias de aquella época: la Triple
Alianza (originalmente: Alemania, Austria-Hungría e Italia) contra la Triple Entente (Rusia, Francia y el Reino Unido). Italia acabaría uniéndose a la
Triple Entente un año más tarde (1915) debido a un conflicto de intereses
con el Imperio austro-húngaro.
El enfrentamiento tuvo una principal causa: el imperialismo, es decir, el afán de todos estos países por expandirse y conquistar territorios de interés en una época sin precedentes de crecimiento científico-tecnológico, económico y cultural (la famosa «Belle Époque»: la «bella época» en español).
Los países europeos comenzaron a hacer alianzas
políticas y militares desde finales del siglo XIX. Durante el conflicto mundial
estas alianzas permanecieron. De
un lado había la Triple Alianza formada en 1882 por Italia, Imperio
Austro-Húngaro y Alemania (Italia
pasó a la otra alianza en 1915). En
el otro lado la Triple Entente, formada en 1907, con la participación de
Francia, Rusia y el Reino Unido.
En la contienda participaron 17
países de los cinco continentes como: Alemania,
Brasil, Austria-Hungría, Estados Unidos, Francia, el Imperio Británico, Imperio
Turco Otomano, Italia, Japón, Luxemburgo, Países Bajos, Portugal, Reino de
Rumania, Reino de Serbia, Rusia, Australia y China.
La educación sin embargo, tuvo muchas transformaciones. Theobald Ziegler,
un profesor de filosofía de Estrasburgo, describió estas transformaciones en su
texto “Los diez mandamientos de una pedagogía de guerra”. Aquí reproducimos las
observaciones centrales:
Cuidarás la disciplina y el orden
entre tus alumnos y verás que cumplan en tiempo y forma con sus obligaciones.
Hoy más que nunca eres responsable ante tu pueblo por la educación de la nueva
generación. Sin embargo, no deberás practicar la tiranía, y deberás dominar el
arte de flexibilizar tus métodos ocasionalmente. No cargues a tus alumnos de
tantas tareas: deben poder leer a diario las noticias.
No harás de la guerra un
entretenimiento para los jóvenes, pues se trata de un asunto muy serio. No
suspendas las clases como festejo tras cada una de las victorias.
Deberás mencionar siempre en clase las batallas y alegrarte de poder hacerlo sin temores. Tus alumnos se interesarán por el asunto y podrán poner en práctica lo aprendido en los recreos: eso les será muy útil. También deberás señalarles el accionar divino en la historia, que hoy se nos presenta de forma tan increíble y maravillosa.
Deberás pensar si no existe realmente una diferencia entre el hombre y la mujer y entre el heroísmo del hombre y la mujer. Podrás volver a problematizar la cuestión de la educación conjunta, aunque ocupes un cargo superior. Pues el pueblo necesita buenos hombres y buenas mujeres y cada parte tiene una misión y un don específicos que cumplir en la guerra.
Es Cierto, la Primera Guerra Mundial se dio una gran caída de los imperios europeos, terminándose con la forma de gobierno de Monarquías Absolutas para dar lugar a un nuevo Orden Político en dichas naciones, aunque el saldo fue negativo no solo por la gran cantidad de muertes sino por la crisis económica que derivó en los años posteriores.
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